Sara no se había planteado la idea de hacer un trio, hasta que su amiga María le preguntó si su esposo alguna vez se lo había propuesto.
—No, nunca me ha pedido hacer un trio—contestó Sara pensativa.
—Yo adoro los tríos, no sé porque me excitan tanto, pero creo que es algo que deberías probar alguna vez —le había dicho María con una enorme sonrisa.
—¿Te unirías a Carlos y a mí? — preguntó Sara con curiosidad y se sorprendió ante la efusiva respuesta afirmativa de María.
Desde ese día, la idea se quedó rebotando en su cabeza y no tardó en comentarle a su esposo Carlos sobre esta idea. Al principio, Carlos parecía incomodo, pero muy pronto estuvo dispuesto a probar aquello, aunque nunca había pensado en María en términos sexuales, tenía curiosidad de descubrir qué se sentía hacer aquello.
Es por eso que la tarde de un sábado, María y Sara iban de la mano rumbo al departamento.
—¿Esto no arruinará nuestra amistad? —había preguntado Sara.
—Yo creo que la reforzará— aseguró María dándole un largo beso a su amiga en el ascensor.
Sara sintió como su cuerpo entero comenzaba a calentarse por completo debido al beso, María la tocaba con una suavidad que nunca antes había sentido y se encontró de pronto ansiosa por tocar su cuerpo. Carlos se sorprendió mucho cuando encontró a su esposa y su amiga besándose en el ascensor.
—Las estaba esperando —dijo ya excitado ante aquella imagen— entremos ya.
María fue la que guio a Sara hasta la habitación y una vez en la comodidad de la cama, volvió a besarla mientras Carlos tomaba asiento en el colchón. La habitación entera pareció subir algunos grados de temperatura y cuando Sara rompió el beso, miró a su esposo con una sonrisa lasciva, que él correspondió de inmediato.
Las prendas salieron volando rápidamente y cuando Carlos probó los labios de María, sintió electricidad que fue potenciada por la boca de su esposa sobre su polla rígida. La lengua de María invadió la boca de él mientras Sara seguía chupando con gula aquella duro longitud.
—¿Puedo montarte? —preguntó María y Carlos asintió mientras se dejaba caer en la cama.
De pronto Sara apareció frente al rostro de su esposo y dejó caer su coño justo sobre la boca de él, mientras se inclinaba para chupar los pechos de María, quien comenzó a gemir mientras saltaba sobre la polla de Carlos. La primera en correrse fue Sara, sobre la boca de su esposo, luego le siguió Carlos y María se acarició duro el clítoris para alcanzarlos en la cima.
Cayeron los tres sobre la cama, totalmente sin palabras y respirando agitadamente mientras veían el techo.
—Ustedes dos tienen una compenetración increíble… Eso me pone mucho —dijo María sin aliento —me excita verlos juntos, hacen una hermosa pareja.
—Tu eres una hermosa invitada —dijo María besando a su amiga.
—Joder que bien se ven juntas —dijo Carlos con una sonrisa de genuina felicidad— ¿lo intentamos nuevamente?
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